
Postres en cinco minutos
Quedas para comer a última hora y te dicen "si quieres trae postre"...genial. Pero tranquila, hoy te traigo cinco postres que se hacen en cinco minutos y con los que sorprenderás seguro.

Postres en cinco minutos
Quedas para comer a última hora y te dicen "si quieres trae postre"...genial. Pero tranquila, hoy te traigo cinco postres que se hacen en cinco minutos y con los que sorprenderás seguro.


¿Dónde estás tú? Segunda parte
vv. 21-23 “Y Jehová Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de pieles, y los vistió. Luego dijo Jehová Dios: «El hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, tome también del árbol de la vida, coma y viva para siempre.» Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrara la tierra de la que fue tomado.”
No sé muy bien cómo resumir todas las ideas que vienen a mi mente leyendo estos textos. En mi corazón siento la compasión, el perdón, el amor, la paciencia de Dios para con los hombres. Han escuchado las mentiras y artimañas de Satanás y han dudado de la Palabra de Dios. Han desobedecido y ahora están escondidos, lejos de la comunión que tenían con Dios y entre ellos mismos, desorientados, asustados, solos. Y Dios sigue cuidando de ellos y ofreciendo una solución. Primero vemos cómo les quita las ásperas hojas de higuera con las que, inútilmente, trataron de cubrirse. Les hace túnicas de pieles. Los cubre con la piel de un animal que ha tenido que morir para que ellos pudiesen ser tapados de una forma apropiada. Luego les quita la tentación de comer del Árbol de la Vida porque en la condición de pecado en que se encuentran ahora puede ser lo peor que les suceda.

Recordemos que en el centro del huerto había dos árboles: el de la Vida y el de la Ciencia del Bien y del Mal. Solo el último estaba prohibido. El fruto del Árbol de la Vida les concedía la inmortalidad y eso estaba bien cuando no había entrado el pecado. Dios no nos creó para enfermar y morir, el pecado es el que hace esto. La muerte es, digamos, antinatural.
Ahora que los hombres se encuentran en esa condición, Dios decide apartarlos de la tentación de vivir eternamente así ¿Por qué? Porque hay una solución, una reconciliación. Ellos no podían ver la historia completa de lo que sucedería, pero nosotros sí la sabemos. Dios se hizo hombre y bajó a esta tierra para vivir una vida perfecta, sin mancha, sin pecado. Esa vida fue entregada para cubrir nuestro pecado, como lo hicieran aquellas pieles, de un modo perfecto y apropiado. Jesús también fue tentado por Satanás en varias ocasiones, pero no le dio oído. Lo resistió. Obedeció a Dios perfectamente y confió en Él hasta el final. Murió y resucitó al tercer día venciendo a la muerte, a aquel pecado primigenio, restaurando la situación para todos aquellos que crean por la fe en Él.
Dios nos da otra oportunidad.

Hay un versículo en La Biblia que dice “así como en Adán todos mueren (…) en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:22). Hay una solución. Dios sacó a Adán y a Eva del huerto y no les permitió volver a entrar porque era el único modo de aportar una solución a su estado, un período de gracia. La muerte no es el fin, como muchos piensan hoy en día. La muerte es un cambio de estado. Fuimos creados eternos, la vida es eterna. Ciertamente nuestro cuerpo vuelve al polvo, pero resucitará para continuar en otro estado. Aquellos que hayan creído por la fe en la Palabra que Dios ha hablado, podrán gozar de un estado similar al del inicio de la creación. Comunión con Dios, una vida sin pecado, un cuerpo que no enfermará, sin dolor, una alabanza continua en una nueva tierra. Aquellos que, como Eva, decidan dar oído a la serpiente y vivir alejados de Dios dudando de sus palabras y viviendo como bien les parece, tapando sus pecados con ásperas hojas de higuera y negándose a reconocer su pecado; seguirán en este estado por la eternidad. Confundidos, perdidos, atormentados por su consciencia y en un lugar muy apartado de la presencia de Dios pero, esta vez, sin posibilidad de remisión.
Cuán fácil nos es creer en cosas que no vemos cuando no se trata de Dios. Creemos lo que afirma la ciencia, aunque no entendemos los procesos ni hemos presenciado las investigaciones. Creemos los escritos históricos sobre Napoleón, César, Colón, La Edad Media y hasta nos atrevemos a sostener cosas sobre dinosaurios e historias que van acompañadas de “hace miles de millones de años”. No estábamos allí, no hay un registro escrito, las investigaciones científicas al respecto suelen ser más deducciones e inducciones que teorías serias. Pero pones la mano en el fuego por eso.
La Palabra de Dios no es un mito
Hombre (mujer), ¿dónde estás tú? Nuestro contexto o nuestra historia, no es tan distinta de la que vemos aquí en el principio. Dios ha creado todo lo que ves a tu alrededor y te ha colocado en un “huerto” para que te desarrolles. En un país concreto, en una familia en particular, con un cuerpo específico y unos dones. Podrías haber sido de miles de formas diferentes y haber tenido miles de contextos distintos; pero Dios escogió todos los elementos que te conformarían porque eran los mejores para ti.

Sin embargo, la verdad revelada de Dios en Su Palabra, los hechos históricos que allí se narran, la coherencia con la que se abordan todos los aspectos relativos a nuestra vida aquí…todo eso lo ves como una fantasía, un mito. Satanás sigue hoy susurrándote al oído lo mismo que le dijo a Eva al principio “con que Dios os ha dicho…”. Ellos dudaron de la Palabra de Dios y ya conocemos las consecuencias. Hay redención en Cristo ¿Buscarás escuchar y recibir la Palabra de Dios en esta vida, en este período de gracia que Dios nos ha regalado? O, por el contrario, ¿seguirás entretenido viviendo una vida cuyo único fin es la confusión, el caos y la muerte? Hay una puerta abierta y, aunque es estrecha, fue diseñada para la salvación de pecadores como tú ¿Qué harás? El tiempo de la gracia es hoy.