
Postres en cinco minutos
Quedas para comer a última hora y te dicen "si quieres trae postre"...genial. Pero tranquila, hoy te traigo cinco postres que se hacen en cinco minutos y con los que sorprenderás seguro.

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Ana, una luz en medio de gran oscuridad
Contexto. Tiempos de oscuridad.
1Samuel 1 y 2 es el escenario en el que se nos muestra la vida y obra de esta mujer, Ana, y se nos sitúa en el periodo de los jueces. Estos eran tiempos de oscuridad. El pueblo de Israel había sido librado de la esclavitud de Egipto de mano Moisés e introducido en la Tierra Prometida con Josué para servir a Dios y conocer Sus misericordias. Sin embargo, no se apartaron del mundo, echando a todas esas naciones que Dios dijo debían echar, sino que las dejaron en su territorio, y comenzaron a adorar a sus dioses abandonando la vida de piedad.
En Jueces17-21 se nos dice como vivía el pueblo. Cada uno hacía como bien le parecía. En los capítulos17-18 se no presenta de qué manera se propagaba la idolatría, empezando en las familias y extendiéndose a tribus enteras. Se nos habla de cómo Micaía y su madre manejaban las cosas para que esto ocurriera. En Jueces19-21 vemos cómo la inmoralidad se había extendido. Gabaa, ciudad de Benjamín, había llegado a ser como Sodoma en su pecado, y toda la tribu de Benjamín la apoyaba y protegía.

1Samuel 2,3 nos describe lo que pasaba en el Tabernáculo de Dios, el lugar de la adoración y la presencia de Dios con Su pueblo. En qué condición estaban los ministros llamados enseñar la Ley de Dios y ministrar para que el pueblo adorase a Dios. Este lugar no era un jardín especial apartado de toda la maldad del pueblo. La corrupción estaba bien arraigada allí. El lugar santo que debía ser separado para Dios era, sin embargo, un manantial de perversidad.
Los mismo hijos del sacerdote Elí la promovían (1Sam.2:12) tomando para sí de los sacrificios que traía el pueblo a Dios, como a ellos les parecía (2:13-17) y organizando orgías con las mujeres que iban a servir al tabernáculo (2:22ss). Ellos estaban blasfemando a Dios en el mismo lugar santo consagrado para Él (3:13). Estos sacerdotes no oían la reprensión y corrección de su padre (2:29).

Ana, el instrumento de Dios para el gran cambio.
En ese momento de densas nieblas en el pueblo de Dios, cuando parecía que las fuerzas del mal tenían el control de este pueblo, desde el más chico hasta el más grande; Dios interviene por Su gracia, fiel a Su pacto con Abraham, Él prosigue con eso que se había propuesto: preparar a Su pueblo para la venida del Mesías. El paso siguiente hacia este objetivo era preparar a este pueblo para la monarquía, como estaba avisando Jueces 17:6;18:1; 19:1; 21:24.
¿De qué forma haría Dios esto? Pues como suele Dios obrar, haciendo un despliegue asombroso de sabiduría, poder y bondad. Una mujer, de las atribuladas, y un pequeño y débil niño, que crecería en medio de esta gran perversión, serían los instrumentos de Dios para traer otra vez la luz sobre esta nación.
En medio de esta escena de oscuridad e impiedad emerge esta figura, una pobre de Israel, mujer muy afligida, viviendo bajo una pesada y dolorosa loza: que Dios no le había dado hijos (1:6). Además, por esa razón era el objeto de continuos ataques de la otra mujer de su marido, Penina, quien se veía en libertad de afligirla, burlarse y despreciarla.
Esa mujer desolada, afligida, aparentemente dejada de lado de Dios, sin hijos (1:5); en medio de sus luchas podía llegar hasta Dios y derramar su corazón ante Él, pues había atesorado en su corazón Sus enseñanzas. Esta mujer, quien estaba en esa posición dolorosa, fue el principio del gran cambio que vendría sobre esta nación sumida en densas tinieblas, desde el Tabernáculo de Dios y los sacerdotes, hasta los hogares más distantes de la tribu de Benjamín.
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Qué insignificantes parece la verdad y la piedad done abunda la maldad e impiedad. Pero de ese principio tan insignificante es de donde vendría la esperanza y el cambio para todos.
¿Qué podía hacer una mujer afligida, sin hijos y asolada donde la tinieblas eran tan fuertes y poderosas? Dios sabe.
Los instrumentos que Dios ha designado para hacer la obra de santificación y liberación en Su pueblo pueden parecer los más débiles e insignificantes. Pero es el poder de Dios y no el nuestro con el queDios hace Su obra, y la hace por medio de aquello que no parecen ser gran cosa (2Cor.4:6).
El apoyo y sustento de Ana
El capítulo dos hay cuatro breves citas del progreso espiritual de ese niño, que sería el profeta que Dios usaría para el gran cambio de este pueblo (2:11,18,21,26). Es llamativo destacar que este niño experimentó ese progreso en el centro de donde salía la corrupción espiritual que dominaba Israel, en el tabernáculo.
Y de joven (3:19-21), ya era evidente a todos que Dios había levantado a uno de Sus profeta para guiar a Su pueblo por Su Palabra.
Pero, ¿cómo llegó ese niño a ese lugar y se desarrolló de esa manera? ¿Qué factores ejercieron esa poderosa influencia, en las manos de Dios, para que creciera con ese carácter que, no solo contrarrestaba las malas influencias y ejemplo a su alrededor, sino que aun crecía en piedad y santidad?
Esto es lo que necesitamos buscar y seguir en estos días cuando la influencia de este mundo en nuestras familias es tan fuerte.
Tenemos que mirar a esa mujer, su madre, y tomar nota de por dónde iba, cómo se sostuvo. Quisiera destacar dos pilares sobre los cuales se sostenía en esa primera parte de su vida marcada por la aflicción: Uno su teología y el otro la oración a Dios (1Sam.1:1-2:11).
Su teología

La Verdad que sostenía su alma era la “sana doctrina” que abrazaba su corazón, y la encontramos reflejada en el cántico del capítulo 2:1-10. Ese era el Dios que ella conocía, lo conocía así de esta manera. Aquí estaba el secreto espiritual que mantenía viva su alma para apoyarse e ir a Dios.
Notemos el cántico de Ana y su lugar en los libros I y II Samuel. Estos dos libros nos introducen, según los planes redentores de Dios, a la monarquía de Israel. En el libro de Jueces se nos reitera que el pueblo no tenía rey, de ahí el desorden y la decadencia (17:6;18:1; 21:25). Tenía que venir esta figura para proteger al pueblo de Dios, para preparar y entender la obra que el Mesías haría en la redención. Su función como profeta, sacerdote y rey que el pueblo de Dios necesitaba.
Este “cántico de Ana” puesto al principio de estos libros, no lo podemos ver como un himno que esta mujer compuso después que Dios la liberó y le dio el deseo de su corazón. NO. Cierto autor afirmaba: “En su propia experiencia Ana pudo discernir las leyes generales de la economía divina. Las experiencias que ella tuvo del Dios omnisciente y santo fue para ella una promesa de la forma admirable de como Dios estaba guiado a la misma nación y una señal por medio de la cual ella pudo discernir cómo Dios no solo libera en todo tiempo al pobre y al oprimido, sino también había de levantar y glorificar a toda la nación, la cual estaba en esa época grandemente oprimida por su enemigo” Ed. Young. En otras palabras, lo de Ana, lo que pasó y conoció en estas vivencias suyas con respecto a Dios, que después refleja en esta cántico, no era algo de ella y para ella, sino que sería una señal de cómo y de qué manera Dios sacaría a este pueblo de ese estado de tinieblas en el que estaba. Era aun un aviso para los reyes que se levantarían, de cómo tienen que estar y tratar con Dios.
¿Qué descubrió Ana acerca del proceder de Dios, acerca de cómo Dios guiaría a Su pueblo fuera de esas tinieblas en las cuales estaba? Era la teología que los reyes debían conocer y mantener para estar bajo la bendición de Dios y ver Su poder entre ellos. Ciertamente este salmo es un cántico profético que apunta al rey ideal, ver.10, Cristo. Recuerden que esta mujer estaba en gran aflicción, sin hijos y burlada y presionada por Penina cuando afirma: "Dios es santo, es el refugio seguro frente a todos los enemigos" (vers.2).
"Dios es quien posee todo el saber, y juzga y pesa las obras de todos" (ver.3). "Él es quien decide y da a cada uno lo que Él tiene a bien dar, según Su justicia y misericordia, Él decide la muerte y otorgar vida, a unos trae a la pobreza y a otros riqueza, Él a unos abate y a otros enaltece." (vv 4-8)

¿Y sobre qué criterios actúa para hacer tales cosas el Dios del cielo? Pues Éll enaltece y honra a los pobres, a los débiles (esto es, aquellos que ven que no tiene fuerza, sabiduría, que ven sus muchos y grandes pecados para llegar a hacer el bien, y esperan en Dios, en Su sabiduría y poder, en Su gracia ). Dios abate a los que se enaltecen, a los que creen que son capaces, que pueden confiar en sus ideas y fuerzas, Dios abate a estos que son los soberbios y altivos. Humillarse o enaltecerse, esta es la clave ante el Dios soberano que gobierna este mundo, que es Santo, Él viene a ser el refugio de esos que ante Él se humillan.
Vers.9, Reitera la grandeza y la suficiencia de Dios. Por eso, son los que andan en santidad lo que conocerán el poder de la gracia de Dios, a estos guarda y bendice. Nadie será fuerte para prevalecer contra el mal apoyados en su propia fuerza. Es Dios quien dará poder a Su rey.
Ana no solo sabia esto, sino que conocía a Dios así. Pero, ¿dónde ponerte para probar y gustar a este Dios que es esta fortaleza suficiente y poderosa? Esto fue lo que descubrió Ana a lo largo de su experiencia y que nos cuenta en estos dos capítulos.
Esta era la teología que avivaba su alma y que luego refleja en este cántico para que el pueblo de Dios recuerde Quién es Su Dios y cómo gobierna y procede en este mundo, dónde están los secretos de la vida. Nuestra pobreza, nuestra carencia, toda la ausencia de recursos personales… eso será nuestra fortaleza, porque nadie será fuerte por su propia fuerza. El Dios Soberano que gobierna, ceñirá de poder a estos que no tienen fuerzas. Esta era la teología que alentaba su alma, la que conoció bien de cerca y fortaleció sus pies y manos para la obra con su hijo.
¿Dónde aprendió esta mujer esa teología?
Hemos dicho que Israel, y aun los reyes, debían sentarse a los pies de Ana y tomar buena nota de este cántico, porque ahí está el secreto para salir fuera de las tinieblas que reinaban sobre toda la nación. O en otras palabras, esta es la forma en la que tienen que conocer a Dios. Pero, ¿dónde la aprendió Ana?
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1Sam.1, ¿A qué escuela asistió, que gran maestro le enseño los misterios de Dios? Ella fue al colegio que a muchos de nosotros no nos gusta asistir, y se matriculó allí. Nosotros huimos de esa escuela, pensamos que no nos será de mucho provecho.
Ella fue a la escuela del sufrimiento. (1:5-7). Ana fue una mujer que en esa etapa de su vida con frecuencia se vio bajo la amargura, la tristeza, que le llevaba al llanto y a la pérdida de apetito. Pues fue en esos tiempos cuando pudo profundizar en Dios y en su propio corazón para ir viendo más y más claro esta teología que nos presenta en el cántico (Os,5:15; 2Cor.12:10).
No es el sufrimiento por si solo el que nos enseña todas esas cosas acerca de Dios e imparte la sana doctrina de Dios, sino que es cuando éste te empuja hacia Dios. A muchas mujeres las lleva hacia la queja, a meterse en el desánimo, o la pasividad. O, incluso, a rebelarse contra Dios o contra las medidas y el proceder de Dios en nuestra vida.
A Ana esto le impulsó hacia Dios (ver.1:10). Sus padecimientos y aflicciones le dieron fuerza para buscar a Dios de una forma más intensa, con una fe más viva. Hasta que encontró de Él salida en su angustia.
Y todo este proceso (sus aflicciones, sus oraciones y la respuesta de Dios, y el meditar en ello) fue la manera que poco a poco le trajo una luz que empezó a brillar en su alma hasta llegar a ver a Dios según refleja el cántico.

Dios es el refugio y no hay otro igual. Él puede abatir y enaltecer, y estando Ana en gran debilidad, sin fuerzas ni recursos, Dios la exaltó según Su gran Poder y bondad, y aun la hizo partícipe de Su obra y Sus planes para el bien del pueblo de Dios. Ella pudo fortalecerse en la fuerza que provee este Dios.
¿Tu ves así a Dios, lo conoces así, puedes saber que es así? No es saberlo, sino verlo, tenerlo así ante ti.
¿A dónde le llevaba esa fuerza con la que se fortalecía en Dios?
Por un lado a orar a Dios pidiendo Su intervención, con esta confianza de que Dios honra y recibe la oraciones. Y por otro lado consagrando al niño como nazareo para que viviera para servir a Dios (1:11).
Y así hizo. Se quedó con ese niño que Dios le dio hasta el tiempo de destete, sobre los cinco años (1:24). Después de ese tiempo lo llevó al tabernáculo y lo dejó allí, lo entregó como nazareo a Dios. ¿Cómo serían esos 5 años con él, con esa teología en su mente y corazón? Mostrando a su pequeño estas cosas, perseverando en sus oraciones por él, sabiendo que tendría que entregarlo como nazareo.
¿Qué es un nazareo? (Nm.6:1-8) Un término que quiere decir “separado”, para dedicarse a Dios ¿Separado de qué? Pues separado del pecado, del mundo y sus caminos, para ser santo a Dios. Los nazareos no se cortaban el pelo, se lo dejaban largo simbolizando, así, que la fuerza viene de Dios (Jer.7:28-29) se negaban al fruto y derivados de la vid, para preservar la sobriedad, y dejar claro que se apartaban de los cananitas y su idolatría. Estos hombres eran uno de los distintivos del pueblo de Dios (Amos.2:11-12). Dios los daba a Su pueblo.
Recuerden ese tiempo de tinieblas en el que el mundo, aun los sacerdotes hijos de Elí, vivían como les placía. Ana dijo: "mi hijo no vivirá así, el será separado."
¿Qué implicaba este voto de Ana?
Que su hijo deberá vivir una vida bajo una disciplina, un orden, para estar separándose, dejar a un lado el pecado y poder hacer aquello que agrada y complace a Dios.
Esto sería una de las coscas que destacaría la trayectoria de Samuel, no hay ningún registro de que que desobedeciera o de dureza hacia sus padres o hacia Elí. Su niñez y juventud se caracterizaron por la sujeción 2:11,18,21,26. En contraste con los hijos de Elí.
Mujeres, esta fue Ana, una luz en días de grandes tinieblas, instrumento en las manos de Dios para preparar al pueblo, y señalar el camino por donde encontrar el favor de Dios y que un nuevo día amaneciese por Su gracia.
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¿Cómo esta mujer puedo hacer eso?
Conocía teología, conocía la sana doctrina, mira su cántico. Conocía a Dios de esta manera. Hermana conoce teología, conoce la sana doctrina que Dios nos ha revelado en las Sagradas Escrituras.
Considera esto, puede que esto no nos parezca muy atractivo, y nos parezca que si seguimos una fórmula con algunos pasos, podríamos llegar a ser esa clase de mujer. No, recuerden el camino de Ana (1Sam.2:9). La fortaleza que necesitamos no está en nosotros, sino en Dios.
Conoce teología, esa sana doctrina, esas verdades de Dios de tal manera que veas tu pequeñez y tu gran insuficiencia. Conoce a Dios y Su obra de Creación, del gobierno de este mundo, Su obra de redención.
Con ese conocimiento que te impulse a buscarle en oración, pero esa oración que nos muestra Ana, una oración para consagrarte a Dios, para alejarte del pecado a ti y a los tuyos.
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Y recordemos que nuestras soledades, frustraciones, esas aflicciones que Dios trae a nuestras vidas, no nos lleven a encerrarnos, y lamentarnos… o a volvernos contra Dios, sino que nos atraigan a Dios para traerle nuestra causa y consagrarnos para vivir una vida de santidad a Dios cada día.
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AUTOR: Pastor José Antonio Arias Vilar