
Postres en cinco minutos
Quedas para comer a última hora y te dicen "si quieres trae postre"...genial. Pero tranquila, hoy te traigo cinco postres que se hacen en cinco minutos y con los que sorprenderás seguro.

Postres en cinco minutos
Quedas para comer a última hora y te dicen "si quieres trae postre"...genial. Pero tranquila, hoy te traigo cinco postres que se hacen en cinco minutos y con los que sorprenderás seguro.


Cómo servir estando tan ocupadas

La vida se nos va complicado, al menos a mí. Antes de que vinieran mis preciosos niños, tenía muchísimo tiempo libre para leer, orar, visitar, llamar, cuidar. Pero ahora parece que tengo una vida más individual y me gustaría ocuparme en algún ministerio. Algo con lo que pueda poner mis dones en operación y servir al Señor fuera de la esfera del hogar. Hermana, si te sientes como yo, déjame decirte algunas cosas importantes:
1.- Si eres madre ya estás ocupada en un gran ministerio
La crianza de los hijos en el Señor ya es, de por sí, un gran y valioso ministerio.
Es tu responsabilidad mostrar el carácter de Cristo a tus pequeñitos, hablarles de Dios, modelar sus caracteres, tratar con sus pecados, dar un ejemplo de piedad. Esto es una labor que lleva tiempo porque comienza con nosotras. Primero debemos tratar con nosotras mismas para que el Espíritu more en nosotros y demos frutos. El primero, el amor. Luego tenemos que estar. Estar con nuestros hijos en el hogar para ver sus pecados y poder tratarlos, para cuidarlos, para servir ahí.
2.- Identifica tus dones
Dios ha repartido diferentes dones a sus hijos. Somos un cuerpo, no todos somos manos, no todos somos pulmones ni corazones. Hay una gran variedad de funciones y capacidades que el Señor ha repartido, así que no nos comparemos porque tenemos dones que debemos poner en funcionamiento y al servicio de la iglesia. Entonces, ¿qué te apasiona?, ¿qué se te da bien o te caracteriza? Tal vez seas una gran cocinera. Bien. Hay muchos hermanos mayores a los que le vendría bien una visita y un plato de comida o madres jóvenes que agradecerían tu ayuda en ese campo. Tal vez eres una ávida lectora. Bien, organiza estudios, escribe, graba libros y envíalos a tus hermanos. Tal vez se te de bien algún idioma y puedas traducir libros o artículos. Tal vez tengas el don de la enseñanza y puedas ser maestra de niños o jóvenes o ayudar a los hijos de tus hermanos con clases particulares que, tal vez, no se pueden permitir. Tal vez tengas capacidades para arreglar cosas estropeadas y puedas contribuir con el mantenimiento de la iglesia. Los ministerios personales en los que te puedes involucrar son infinitos. Se trata de hacer, de levantarte y participar en tu comunidad ofreciendo lo que tengas.
¿Qué te apasiona? ¿Qué se te da bien o te caracteriza? Busca tus dones y ponlos a funcionar para tu comunidad.

Sé proactiva, haz una lista de tus dones y de cómo podrías ayudar a otros hermanos y plantéalo.
3.- Las primeras cosas primero
Como mujeres ocupadas que somos, aunque identifiquemos nuestros dones y sepamos cómo podríamos ayudar, sentimos que no podemos. Bien, simplifiquemos. No te comprometas a hacer lo mismo siempre. Por ejemplo, si sabes que estás demasiado ocupada pero quieres cocinar para un hermano que está en necesidad, no te plantees que lo vas a hacer todas las semanas. Hazlo esta semana, en un hueco. Ya veremos si podemos volver a repetirlo en el futuro. Se trata de hacer una cosa cada vez porque lo primero es nuestro hogar, ahí ya estamos sirviendo hermana. No te sientas frustrada o poco espiritual, tu influencia es tremenda en el hogar y te necesitan allí. Si puedes organizarte para, además, servir en otras áreas GENIAL.
4.- A veces podemos ayudar del modo más simple
Personalmente, tiendo a buscar soluciones complicadas. Pero, a veces, todo es más sencillo. A veces es solo pasar la tarde en casa de la hermana y fregarle los platos mientras se desahoga contigo y le das una palabra de aliento. A veces es llevar un bizcocho sencillo a esa anciana que se siente sola y decirle que estás orando por ella. Otras, una llamada telefónica o un mensaje de ánimo. A veces solo tenemos que escuchar y dejar de hablar tanto de nosotras para descubrir las necesidades de nuestros hermanos y colarnos en ese huequito a servir. Y si eres de las que necesitan ayuda, pídela. No molestas a nadie, al contrario, estás ofreciendo oportunidad de servicio a otros.
Ánimo hermana, hay trabajo y la mies es poca. Pongámonos a trabajar más para Cristo y menos para el mundo. Con tus dones, con tus ocupaciones, desde donde el mismo Dios te ha puesto.