
Postres en cinco minutos
Quedas para comer a última hora y te dicen "si quieres trae postre"...genial. Pero tranquila, hoy te traigo cinco postres que se hacen en cinco minutos y con los que sorprenderás seguro.

Postres en cinco minutos
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El día que cayeron mis escamas

Crecí en un colegio y un entorno católico. Me interesaba lo que me enseñaban, le daba mente. Leía la Biblia en casa y trataba de razonar lo que leía, aunque no es tarea fácil para una niña. Con el tiempo, comencé a hacer preguntas. No entendía por qué las monjas y los curas no podían contraer matrimonio. Se lo preguntaba a las religiosas del colegio y me contestaban que ellas decidían dedicar su vida por completo a Dios. Pero, ¿no es eso lo que debe hacer cada creyente verdadero? (Col. 3:3) ¿No nos ha llamado Dios a vivir en familia? (Gn. 2:18-23) Y, si Dios prohíbe expresamente que nos hagamos imágenes, ¿por qué las adoran? (Éx. 20:4; Deut. 27:15) Total, que no me cuadraba nada. Comencé a incomodar a las monjas y advirtieron en privado a mi madre de mi posible expulsión si no cesaban las preguntas.
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Me convertí en una jovencita y terminé el colegio. Comencé en la universidad y entré en la Facultad de Filosofía en busca de respuestas. Totalmente en contra de la idea de Dios, al menos del Dios que me habían enseñado. La sola palabra "iglesia" me hacía rillar los dientes. No podía estar más lejos de Dios. Entré en la universidad buscando respuestas y, sin embargo, descubrí que allí solo se hacían preguntas y más preguntas. Nadie buscaba la verdad. Disfrutaban del extraño placer de la confusión constante, del "puede ser". Así que me fui. A mis dieciocho años conocí al amor de mi vida, al que hoy es mi esposo ¿Atracción a primera vista? Por supuesto, pero él era evangélico...puf.
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Nuestro noviazgo fue más bien una mesa de debate. Él no era creyente entonces, pero tenía claro que lo que le habían enseñado era la verdad. Porque sólo hay una verdad, es algo que va intrínseco al término. Él me presentaba la verdad y yo se la rebatía. Y él seguía rebatiendo todos serie de argumentos sin sentido, cargados de ira y rabia contra la iglesia, contra la confusión farisaica e idólatra que trataron de inculcarme.
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Totalmente en contra de la idea de Dios, al menos del Dios que me habían enseñado.
Un día comprendí que habíamos llegado a un punto muerto en la relación y, un poco, en la conversación. Yo hablaba de lo que no conocía, así que fui a la iglesia un domingo. Me senté en aquel banco verde y acomodé a mis lados todas "las maletas" que llevaba conmigo. La maleta de la vanagloria, la de la soberbia, la de toda la información engañosa que había recibido, la de los prejuicios...en fin, estaba rodeada. Con la mirada altiva y sintiéndome el centro del lugar, comencé a escuchar la predicación. Con cada palabra del pastor me sentía más pequeña, más ridícula. Sentí como si cayeran las escamas de mis ojos y, de pronto, comprendí lo equivocada que había estado. El pasaje fue Mateo 7:13 "entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida y pocos son los que la hallan."

¿Cómo iba yo a entrar por esa puerta tan estrecha con todas las maletas que llevaba conmigo? Ciertamente no podía. Me fui a casa con mil cosas en la cabeza. Por la noche, en la intimidad de mi cama, me tapé hasta la barbilla con el nórdico y susurré "¿Estás ahí?" Las semanas y meses siguientes fueron intensos. Devoré la Biblia. Primero leí el apocalipsis, luego proverbios, luego eclesiastés así como libros y más libros de la librería de la iglesia. Por fin. Había encontrado la verdad. Sin embargo fue complicado para mis personas comprender un cambio tan radical. Cambió todo en mi, nací de nuevo. Desde mi forma de hablar y vestir hasta mis compañías. " La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios." 1 Cotinrios 1:18
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El Señor me hizo ver el pecado que había en mi corazón. Que yo no era la chica perfecta que me creía, la buena persona que no había matado a nadie. Me hizo comprender que existía y que demandaba cosas de mí. Me hizo ver que mi pecado nunca me permitiría acercarme a Él, pero que Él había dispuesto la solución. Lloré amargamente durante días pidiendo perdón por mi falta de fe durante tanto tiempo, por mis pecados, por ser de tropiezo a otros que buscaban acercarse a Dios, por mis ironías, mi vanidad...y hallé el perdón prometido. Entré por la puerta y ahora ando en el angosto camino.
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La fe, entender estas cosas, es un don de Dios. Es un regalo. Yo no quería saber nada de Dios, pero Él salva a quién quiere ¿Por qué a mi? Me lo he preguntado muchas veces. Por Su gracia, por amor. La peor de las peores, la que menos se merecía una salvación tan grande. Ojalá pudiera darte una fórmula, ojalá pudiera salvarte o darte una explicación que te hiciera decir "oh, es cierto, Cristo es el camino y la Verdad y la Vida." Pero es una obra de Dios. Ahora bien, tú tienes que hacer tu parte. Para tomar el autobús hay que estar en la estación esperando. Si vives una vida de espaldas a Dios, no esperes (aunque nada es imposible para Dios) que de pronto llegue a ti la fe. Busca. Es lo único importante que tienes que hacer aquí. Un día, pronto, tu vida aquí acabará. Tus ojos se cerrarán y, ¿se apagó la tele? No. Los abrirás de nuevo, como el que despierta de un sueño, y verás a Dios. No habrá excusas "¿Qué hiciste con la vida que te regalé?" En ese momento no podrás alegar "¡Oh pero si existías! Lo siento, no lo sabía. Pensé que era un cuento." No. La ignorancia no exime del cumplimiento de la ley o, como dijo Abraham al rico "tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen."
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Busca. Es lo único importante que tienes que hacer aquí.
¿Qué significa? Tenemos la Palabra de Dios. Él nos ha dejado un gran libro en el que ha revelado todas las cosas. Él te cuenta cómo empezó todo y cómo acabará. Cómo creó el mundo, por qué existe el sufrimiento y la enfermedad, la historia del pueblo de Dios, la venida de Cristo como nuestro Salvador, lo que pasará cuando este mundo pase, la experiencia de otros creyentes y los tratos de Dios para con ellos ¿Por qué no la lees? ¿Te parece pesada? Vivimos en la cultura de la imagen. Vete a la iglesia. Los pastores estudian y preparan distintos temas que luego explican los domingos para que todos podamos crecer en el conocimiento de la Palabra de Dios.
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¿Sabías que Dios nos ha dicho por dónde viene la fe? Atento.
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"Así que la fe es por el oír, y el oír por la Palabra de Dios." Romanos 10:17
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Exponte, busca, clama, pide tu salvación y no pares hasta que la encuentres.
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Si estás en Tenerife, nos reunimos todos los domingos en la Iglesia Evangélica de la Gracia, en El Sobradillo. El culto empieza a las 11:30 hrs. Entra, siéntate y escucha. Tal vez Dios tenga misericordia de tu alma como la tuvo de la mía.